En el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, celebrado en febrero de 1956, Jruschov pronunció su famosa conferencia sobre el «culto de la personalidad». Esta se celebró en sesión cerrada, pero en presencia de delegados extranjeros; la conferencia no fue editada nunca en la Unión Soviética, pero su texto fue divulgado por algunos activistas del Partido y se publicó poco después por el Departamento de Estado de los BE. UU. (Entre los países comunistas, Polonia parece haber sido el único en el que se distríbuyo el texto impreso «para uso interno» de los miembros del Partido que gozaban de confianza; los partidos comunistas occidentales se negaron durante un tiempo a reconocer su autenticidad.) En él, Jruschov daba una descripción detallada de los crímenes y delirios paranoicos de Stalin, torturas, persecuciones y asesinatos de responsables del Partido, pero no rehabilitaba a los miembros de los movimientos de oposición: las víctimas cuyos nombres citaba eran estalinistas irreprochables como Postyshev, Gamarnik y Rudzutnk, y no los anteriores oponentes del dictador tales como Bujarin y Kamenev. Tampoco intentó Jruschov un análisis histórico y sociológico del sistema estalinista. Stalin había sido simplemente un criminal y un maníaco, responsable personalmente de todas las derrotas y desgracias del país. En cuanto a cómo, y en qué condiciones sociales, un paranoico sangriento pudo ejercer un poder despótico ilimitado sobre un país de doscientos millones de habitantes, que durante esta época había sido bendecido como el sistema más progresivo de gobierno que había conocido la historia humana, a este enigma la conferencia de jruschov no ofrecía respuesta alguna. Pero lo cierto era que el sistema soviético y el propio Partido habían permanecido impecablemente puros y no tenían responsabilidad alguna por las atrocidades del tirano.
– Leszek Kołakowski, Las principales corrientes del marxismo, pp. 435-436.